lunes, 29 de junio de 2009

Finito...

Suspendida, por ataques colectivos, avisados, coléricos y enfermizos de su parte...
Su partida, pataleada y escurridiza nunca tuvo un final feliz. Sólo tenía que asumir la suciedad y oscuridad de cada una de sus palabras, alientos infectados de mentiras y podredumbre absoluta. Nunca lo fue todo, y fue nada más que eso, la mediocridad de la pertenecia en algo sin nombre.
Perdió la razón de ser, y describe un acto propio de la inoportuna asquerosidad de una sonrisa cercana. La misma que durante un tiempo encajaba en un anónimato preciso, ignorado y forzoso.

Ruptura en una delgada línea, cavilas, triste, ojerosa... Nunca debió ser así, no así.